domingo, 7 de noviembre de 2010

¿ES EL DESTINO?


     Siguimos meditando sobre la familia:
Hay una historia que cuenta un momento en la vida de un general de ejército japonés, en la Segunda Guerra mundial.
     El general se enfrentaba con un ejército muy superior al suyo. Ni él ni sus soldados confiaban en la victoria. A su vez sus tropas estaban compuestas de hombres muy fatalistas, y estaban seguras de que la derrota frente a la enemigo sería aplastante. El militar antes de entrar en combate, llevó a sus soldados a un santuario sintoísta, y así les habló:
  - Antes de luchar, rezaremos a nuestros dioses, y después lanzaremos una moneda al aire. Ellos nos dirán si tendremos victoria o derrota. Si sale cruz retrocederemos; si sale cara, el sol brillará sobre nuestros rostros.
Lanzó la moneda al aire y salió cara y los soldados se llenaron de tal coraje que aún siendo inferiores en número consiguieron una espectacular victoria.
A la mañana siguiente, uno de los subalternos del general recordando la hazaña exclamó:
  - Es cierto, nadie puede cambiar el rostro del destino.
A lo que el general respondió:
  - Así es, mientras le mostraba a su ayudante una moneda falsa que tenía, ¡cara por ambos lados ¡.

     El destino es una moneda que, para el que lucha, tiene dos caras, y para el que se cansa de luchar tiene cruz en ambos lados.
      Si ante las vicisitudes que toda familia tiene para seguir luchando, se las enfrenta con la idea de que va a ser derrotado, lo será con certeza. Y los que están decididos a seguir construyendo, tarde o temprano edifican.
No es el destino el que rige la victoria o derrota de la vida familiar. El secreto está únicamente en morir luchando.


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