martes, 16 de noviembre de 2010

ABUELOS DE SUS PROPIOS HIJOS

    Continuemos nuestra reflexión sobre la familia una semana después la consagración de la Sagrada Familia, por el Papa Benedicto XVI, acto más relevante de su visita.  
  Hay muchos hijos que no creen en sus padres. Muchos padres que tampoco tienen el coraje de serlo. Dios es un padre seguro, pero muchas familias se han salido de “madre”, porque existe un gran “despadre”. El clamor de los hijos es por los “padres perdidos”; lloran por una referencia firme y segura para orientar sus vidas.
Hay padres que, en realidad, son abuelos de sus propios hijos.
Esta afirmación tiene sus excepciones, claro. Y son honrosas excepciones, pero creo, al final, es una afirmación válida. No basta tener hijos que no sufran malas experiencias de sus padres, sino que es necesario que no estén ausentes. Nadie crea felicidad en ausencia.
Hay un Sacerdote amigo argentino que nos contaba que cuando era capellán en un orfanato de niñas le resultaba muy difícil hablar de la paternidad de Dios. Aún cuando la buena madre superiora de aquel Hogar le advirtió sobre las experiencias adversas de aquellas niñas sobre la paternidad, en ocasión de explicarles el Padre Nuestro. Y creo que no todas habían tenido malas experiencias, algunas simplemente no habían tenido ninguna.
    
Ser libres no es carecer de brújulas. La familia se mantiene segura cuando los padres se mantienen en tierra firme. El autoritarismo conduce pero no educa. Sólo las convicciones enseñan. El hombre no es un barrilete sin cola; necesita raíz segura. Hay tres cosas que los padres no podrán dejar de preguntarse siempre sobre sus hijos: ¿Dónde están? ¿Con quién están? ¿Cómo están?

Si el egoísmo hizo estampida en el corazón de los padres, seguro que el cuidado de los hijos ha salido de su justo medio.
Algunos recordarán la vieja película Kramer contra Kramer Hay una frase clave que demuestra la causa del desborde. Cuando la madre, que ha abandonado la casa familiar y los suyos, quiere explicar por qué lo hizo dice que estaba cansada de  “ser de alguien”. Siempre había sido “hija de”, “esposa de”, “madre de”; “¡Quería ser yo por primera vez!”.
La Señora Kramer no llegó a descubrir lo liberador que es ser “hija de”, “esposa de”, “madre de”. La solución no consiste en reprochar dependencias, sino conseguir que no sean esclavizantes. Y eso sólo se consigue si se ama lo que tiene ¿Son acaso más libres las islas que los continentes por tener independencia de éstos?
Es hermoso encontrar a los miembros de una familia que sienten, por separado, la liberación de permanecer juntos por amor.

“¿Cuántos tiros deberá disparar todavía un cañón, antes de callarse para siempre?
¿Cuántos años podrá resistir un pueblo antes de ser un pueblo libre?
¿Cuántas veces deberá un hombre dar vuelta la cabeza para hacer como que no ve?”.
El verdadero nombre del autor de esta canción es Robert Zimmerman.
En muchas familias, dar la vuelta la cara para fingir que nada ve, es una práctica constante. Lo recordaba el mismo Jesús en la parábola del buen samaritano cuando el sacerdote y el levita se cruzaban de vereda (Lc. 10.31-32). Parece que alguna vez, hasta Pier  Paolo Pasolini, escribía:
     “Pecar no significa hacer el mal,
     no hacer el bien, eso es pecado”.
 El pecado de omisión en las familias es nefasto.

5 comentarios:

  1. Hacía semanas que no abría tu blog. El comentario de Jaume Reynés es acertado cuando te dice "Cuidalo, o se pierden los seguidores".
    Desde septiembre, ni un artículo. Lo estás compensando en este mes. Enhorabuena por ello.
    ¡Es interesante cuánto escribes! LOTO

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  2. Coincido con vosotros, por eso mismo trato de publicar un poco más este mes. Confieso que tengo muchos decir de lo que voy viviendo y no paro de darle a la tecla de mi ordenador, sin embargo a veces no lo publico por diversas razones. Os agradezco por su comentario, y prometo cambiar de actitud.
    ¡Un Abrazo!

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  3. Hola Yves, no conosco bien hablar el español, pero yo intento leer tu articulo muy muy bueno. Yo no quiero discriminar a los españoles, pero es como si tu nos olvido nosotros que hablamos francés en Africa. Ya que tus reflexiones son muy muy bueno y ayuda a pensar. A veces cuando tu habla de elementos de fe, de biblia, y de la sociedad, y sobre todo en relation con el evangelio me illuminar mucho. Perdonadme! por lo que he dicho, pero lo yo lo veo así.

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  4. Yves hace una lectura agradable de lo que vivimos, pero sólo una cosa, el autor de la canción citada es Bob Dylan, me encantan sus letras.

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  5. Gracias, Alain he tomado nota de tu crítica positiva.
    y a ti, amigo anónimo, te comprendo, estás confundido porque el verdadero nombre del autor de esta canción es Robert Zimmerman, pero es célebre como Bob Dylan, cantautor americano. Fue uno de los mitos de la contracultura de los años 60, gran creador de canciones de pacifistas, ecológicas, baladas y blues. Normal que a muchos les gusten las letras de sus canciones Hizo en su canción muchas preguntas cuyas respuestas quedan “suspendidas en el viento”, no dan respuesta.

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