sábado, 15 de mayo de 2010

¿ LA JUVENTUD AFRICANA SALVARA AFRICA ?


África tiene hoy más un mil millones de habitante. Para el continente, el verdadero reto pues no reside tanto en los mil millones de habitantes sino en su extrema juventud. ¿Ninguna otra región del planeta tiene una población tan joven?: ¡el 41 % de menos de 15 años (el 43 % en el sur de Sáhara, el 33 % en África del Norte)! ¿Factor positivo para el futuro? A priori, sí. La juventud, es el gusto del riesgo, el optimismo, la creatividad, el fermento social, esta " bonus demográfica " que fue determinante en el despegue de Sudeste asiático. Pero nada, por desgracia, es tan simple, por dos razones. Primero porque la misma noción de juventud, como grupo de edad, es a menudo mezclado en África. Se trabaja temprano, se busca la vida temprano, se tiene hijos temprano, pasamos brutalmente de la infancia a la edad adulta y tenemos muy pronta encima las obligaciones comunitarias. La mayoría de las veces, los sueños binarios de los jóvenes africanos - sea emigrar al extranjero, o sea acceder a la mesa del banquete con el fin de hacerlo aprovechar, en primer lugar, a su familia - no tienen pues nada que haga a ellos modelos positivos de éxito al servicio del desarrollo. La otra razón, fundamental, depende de la responsabilidad directa de los dirigentes del continente, los cuales, salvo a algunas excepciones, han fallado en este ámbito. ¿Si Asia de los dragones pudo y supo aprovechar de la juventud de su población para despegar, es porque tres factores esenciales fueron reunidos o casi preparado: Un sistema educativo de calidad, un índice de fecundidad en baja estructural y una desviación de desigualdad en la distribución de las rentas (el " indicio de Gini ", bien conocido por los especialistas) tolerable, si no es completamente aceptable. En cambio, en la mayoría de los países africanos, un único de estos factores - el de la fecundidad - es más o menos controlado por el momento, el nivel escolar que es tan bajo como es elevado el de las desigualdades sociales. Si queremos evitar que nuestro continente continúe siendo una máquina de fabricar generaciones perdidas, los que tienen el cargo de eso pues serían bien inspirados de pasar por fin de los discursos a los actos…

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