martes, 9 de marzo de 2010

LLANTO DE LA NEGRA


"La columna duele en la siesta
No se la toma, no se la merece”
Se lamenta Lucia, la negra
Madre, encorvada de amargas penas.

Las manos endurecidas, y los pies descalzos,
La cara arrogada, los pelos despeñados
Se afana en su infierna tarea cotidiana
No recuerda sus años; se hace el silencio.

¿Quién prestará su voz a Lucia?
¿Quién la salvará de estos clavos?
¿Quién tendrá la locura audacia,
de luchar por sus hijos esclavos?

Mirándome de frente sin parpadear,
Dijo, con hondos y penosos ojos:
“No puedo, hijito, descansar.
Nuestros hombres no lo son más”

Engañados, arrojados en este infierno,
En las garras que devoran sus vidas,
Sepulturas ocultas llenas.
Si quieren escapar se les acaban.

¿Quién prestará su voz a Lucia?
¿Quién la librará de estos clavos?
¿Quién tendrá la locura audacia,
de luchar por sus hijos esclavos?

Eran millones sus hijos esclavos:
Esclavos de sus hermanos en su seno,
Esclavos de sus hermanastros afuera.
Son millones sus hijos esclavos.

Son millones de tus hijos Lucia
Que en su tierna puericia son crucificados
En monstruosos sistemas de aniquilación...
preparados para tu derrota.

¿Quién prestará su voz a Lucia?
¿Quién la librará de estos clavos?
¿Quién tendrá la locura audacia,
de luchar por sus hijos esclavos?

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