sábado, 13 de marzo de 2010

LA CRISIS Y LA POBREZA EN EL SUR

Cuando se habla de las crisis y la pobreza, y se analiza su impacto negativo, se hace tradicionalmente desde la óptica de los países del Norte. Pero raramente el análisis de su impacto se hace a partir de los países empobrecidos y principalmente del África. Claro que podemos decir como algunos, África es sinónimo de crisis, no es importante perder tiempo hablando de ella. Pero creo que no, porque si los estados fuertes tienen o han tenido graves problemas de salir de la crisis, es fácil imaginarse su efecto destructivo en los países pobres, donde se mezcla una legislación laxa con una administración débil. No soy economista, pero os comparto mi humildes reflexión y observación como oriundo del continente más pobre y más rica de nuestra planeta. Creo que, Es un hecho que están produciendo algunas iniciativas internacionales para controlar, o al menos estudiar, las actividades que conducen a la evasión fiscal. Están intentando frenar la competencia fiscal desleal; han fijado como objetivo combatir el lavado de dinero proveniente de los diversos comercios ilegales y destructivos. Todas estas iniciativas son bienvenidas, pero da la impresión de que hará falta mucha más voluntad política por parte de los principales países desarrollados para atacar y controlar a estos actores de las finanzas mundiales, que benefician a buena parte de las multinacionales, la banca y las grandes fortunas.
Los tímidos intentos de controlar las actividades fiscales deben intensificarse para frenar los comercios ilícitos y mejorar la estabilidad financiera; pero también con la vista puesta sobre todo en la reducción de la pobreza en la que malviven millones de hombres y mujeres. La exigencia de nuevos flujos de ayuda al desarrollo, la anulación de la deuda o un comercio internacional más ventajoso para los países empobrecidos, pierde parte de su sentido si no se frena la sangría que supone la evasión fiscal y si no se cierra la posibilidad de que los dictadores y gobernantes corruptos tengan el fruto de su actuación en seguras y anónimas cuentas corrientes. Ese dinero debe ser devuelto a la gente de los países a quien pertenece. En uno de mi país vecino, se calcula que, durante la dictadura, desaparecieron de las arcas públicas del país unos 55.000 millones de dólares, casi el doble de la deuda externa de este país. Mientras en África millones de personas enfermas de malaria no pueden ser tratadas por falta de recursos, el dinero fluye desde estos países hacia los países del Norte, es absurdez pero real.
Como en tantos otros aspectos de la globalización, la solución sólo se puede encontrar en un enfoque multilateral, promoviendo la creación de una autoridad mundial única que regule y controle los flujos de capital y el tejido fiscal, incluyendo la competencia a la baja entre países y regiones. En esto no hay lugar para propuestas de reforma.
Pero gracia a Dios, hoy el compromiso de muchos movimientos sociales y las ONGs abre un amplio espacio a la autoafirmación de la gente y a la participación. Estos movimientos son un signo esperanzador para la defensa de la dignidad humana y los derechos de los pobres en los países del Sur.

2 comentarios:

  1. Ives, muy contento de que te hayas animado a publicar tu blog. Por lo que se ve tienes recursos abundantes que pueden ayudarnos a comulgar más y mejor con África. Hemos hablado en la comunidad qué querrás decir con este título que le has puesto: Homme d'en bas. ¿No convendría que lo explicaras un poco o prefieres que sea polivalente y que cada uno le dé el significado que quiera? Con un fuerte abrazo

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  2. Gracias Jaume,
    Sabemos, que el título de un libro o de cualquier obra ha de tener un significado, y a veces resulta interesante que surgen preguntas, curiosidades e intrigas que justamente nos llevan a entrar en contacto con su contenido. En el caso de “Homme d’en-bas”, hay un hilo conductor que ayudará a cada visitante a intuir su significado. A medida que iremos publicando, se notará más con claridad lo que entendemos por “Homme d’en-bas” (que puede ser también, mujeres, niños y niñas…d’en-bas)
    Fraternamente

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