Además de denunciar la política del vientre, a los sindicalistas traidores, a los jueces ladrones, a los banqueros traficantes, a los cleros corruptos y no a los cleros sanos que nunca apoyamos.
Hagamos una denuncia algún día contra nuestra complicidad que, contribuyendo con sus pequeñas acciones cotidianas, ha generado la dirigencia infame que queremos cambiar.
A los que tiran la basura en la calle a cualquier hora y la dejan en cualquier lugar; a los fumadores que te echan el humo en la cara; a los que evacuan en cualquier rincón de la calle; a los que sólo critican sentados cómodos en casa y mirando la televisión; a los que habitan insulsamente los lugares prohibidos por la ley; a los que destruyen irracionalmente las casas de los pobres para un embellecimiento de la ciudad, a los taxistas que roban a sus pasajeros; a los que se matan por un asiento en el “Opëb” o autobús; a los que no ceden el asiento a ninguna embarazada o persona mayor y se hacen los distraídos; a los que piensan que ALGUIEN tiene que resolver esto sin preguntarse ¿qué puedo hacer yo?; a los que alguna vez dijeron 'algo habrá hecho'; a los Africanos fanfarrones cuando van al exterior; a los que toman el camino del Norte sin haberlo intentado todo; a los cobardes; a los miedosos; a los que nunca hablaron; a los que nunca se equivocaron porque tampoco nunca hicieron nada; a las mayorías que nunca reaccionan contra los 'grupitos violentos de siempre'; a los que enclaustran los pliegos de los ciudadanos en sus oficinas y no les importa para nada el derecho de los demás; a los que no se comprometen ni siquiera con su consorcio, ni con su barrio; a los que se callan la boca cuando ven una injusticia en la calle; a los periodistas que están más comprometidos con la empresa o el gobierno que les paga que con la verdad objetiva y la investigación; a los que violan todas las normas de tránsito y ponen en peligro la vida de los demás; a los que “motivan” (coimean); a los que reciben de motivación (coimas) ; a los “Opëb” ( dañados coches) que llevan a sus pasajeros como ganado y a los pasajeros-ganado que miran para otro lado con tal de llegar rapidito a casa o al trabajo y no tener problemas; a los que buscan la ventaja de los contactos para acelerar un trámite personal; a los policías que sostienen redes de corrupción desde sus paradas en las esquinas; a los que comulgan los domingos y el resto de la semana odian al prójimo más que a si mismos; a los ventajeros; a los que se quedan con los vueltos; a los que fabrican porquerías a bajo costo y mala calidad y se quejan de la competencia; a los que sacan el carnet de conducir sin haber movido un auto; a los vecinos que no se quejan; a los ciudadanos que no hicieron lo suficiente; a los que dicen que la política es sucia y se jactan de no militar en política porque en realidad esto es mucho más cómodo, etc., etc.
¿Qué hicimos o qué no hicimos para tener lo que tenemos? No alcanzará unos cambios electorales si no cambiamos las reglas de la convivencia que aceptamos cómodamente hasta ahora.
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