jueves, 5 de enero de 2012

“LOS CORAZONES CATÓLICOS…” (MT.2, 1-12)



     La Epifanía se celebraba ya en oriente y antes que se estableciera la fiesta de Navidad en occidente. Lo que se celebraba no era solamente la adoración de los magos, como aparece a primera vista en la festividad actual, sino todas las manifestaciones del Señor a los seres humanos. El nombre correcto de la fiesta es “Epifanía”, que significa “manifestación”, y no “día de Reyes”, como se dice popularmente.
     Con el relato de la visita de los magos a Jesús recién nacido, que se proclama en la Misa de este día, la Epifanía se convierta en una celebración que goza de todas las simpatías del mundo infantil: el día de Reyes. Por eso mismo se lo ha rodeado de una gran cantidad de elementos fantásticos que corre el peligro de empobrecimiento del mensaje evangélico: Se añaden elementos provenientes de la fantasía, a los que se les confiere valor central, y al mismo tiempo se dejan de lado otros elementos que en la Biblia son fundamentales. Para captar el valioso mensaje de la Escritura Sagrada, debemos centrarnos a la lectura bíblica, sin dejarnos llevar demasiado por la imaginación.
     Destaquemos aquí unas enseñanzas contemplando los personajes del relato del evangelio de hoy. Todos son convocados para que se acerquen a Jesús: Los magos son advertidos por una estrella, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley por la lectura de la Biblia, mientras que Herodes llega a ese conocimiento por la palabra de unos y otros. Dios quiere revelarse a todos los seres humanos, y para eso no usa un solo lenguaje. A cada uno le habla desde su contexto.
·     Los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley son aquellos que tienen acceso a la palabra de Dios expresada en la Biblia. Siguiendo esa palabra pueden llegar a encontrarse con el Señor.
·      Los magos son aquellos hombres que viven en medio de la ignorancia y la superstición. No han sido abandonados por Dios, y también la palabra se dirige a ellos como se ha dirigido a otros. Aun las doctrinas erradas, las religiones falsas, las creencias supersticiosas pueden contener elementos de verdad que lleven a los hombres hacia Dios. La Iglesia enseña a no rechazar nada de lo que hay de verdadero y santo en todas las religiones, porque siempre son luces de la única verdad. La sabiduría y la filosofía de los paganos frecuentemente han sido medios por los cuales muchos han sido conducidos hacia el conocimiento de Dios.
·      ¿Y Herodes?, Herodes es el hombre que está instalado en el poder y las riquezas. Cuando oye hablar de Jesús descubre que su posición corre peligro porque si se encuentra con el Señor se hallará ante la exigencia de renunciar a su posición injusta. Adopta entonces una actitud hipócrita: finge ser piadoso e interesarse por el Niño, pero en su corazón ha tomado la determinación de matarlo.
     Desde con las actitudes de estos personajes del evangelio proclamado hoy, sacamos lo siguiente: Conocer la Biblia o tener elementos de verdad en la doctrina o en la religión que se sigue no es suficiente. Lo importante es llegar a encontrarse con el Señor. Los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley se contentaron con saber recitar correctamente el texto de los Profetas que se refiere al Mesías, pero no fueron al encuentro de Jesús. Los magos, en cambio, no se sintieron satisfechos con la señal que encontraron en su religión y en su ciencia, sino que siguieron buscando hasta que encontraron a Jesús. Y como Herodes, alguno aparenta ser bueno pero que pone los medios para que Jesús no se haga presente en el mundo, porque su presencia es contraria a sus intereses y conveniencias.
     Es un día en el que especialmente debemos dar gracias a Dios porque nuestra Iglesia es “Católica”, es decir “Universal”, porque reúne a las personas venidas de todas las naciones, sin ninguna distinción. Al mismo tiempo debemos examinarnos para ver si en el fondo de nuestros corazones somos “católicos”, y miramos a todos los seres humanos como hermanos nuestros, herederos de las mismas promesas de Dios.
     Nos alegramos por esta vocación universal, pero al mismo tiempo sentimos que la palabra del evangelio nos interpela para que nos interroguemos sobre la forma en que recibimos la invitación para encontrar a Dios y entrar en amistad con Él. ¿Somos como los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley, que se contentaron con saber lo que dice la Biblia? ¿Somos como Herodes, que se fingió piadoso, pero trató de hacer callar la palabra de Dios? O bien ¿Somos como los magos, que siguieron buscando hasta encontrarse con Jesús?
¡Que en esta fiesta el Señor nos ayude a tener un “corazón católico y atento”!

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