Queridos hermanos, hermanas; con este domingo del Bautismo del Señor la Liturgia comienza lo que llamamos el “Tiempo ordinario”. El tiempo sin demasiadas fiestas espectaculares.
Por eso la Liturgia desde hoy nos recuerda lo siguiente: Ahora ya terminamos una primera etapa extraordinaria del nuevo año litúrgico. Lo extraordinario fue el Nacimiento del Niño Jesús -todo ese tiempo de Navidad, tan hermoso- y después la fiesta de los Reyes Magos, que fue hace dos días. Y a partir de ahora ya empieza la vida de todos los días. Jesús nos enseña cómo vivir esto.
El Evangelio de hoy dice: Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán. Como que Jesús dejó su infancia, dejó su casa. Jesús ya es adulto, entonces ya quiere y tiene que comenzar su “vida profesional”, digamos. Porque con el bautismo de hoy Jesús ya queda habilitado -por el Padre, por el Espíritu Santo- para su misión, su vocación en la tierra. Es un momento de la vida de Jesús: el salir de Galilea como el bautismo que marca un antes y un después.
Y la Lectura del Libro de los Hechos que hemos escuchado, nos da un segundo aspecto de Cristo. Pedro dice: Pasó haciendo el bien… O sea, Jesús empieza a revelarse públicamente haciendo el bien.
El salir de Galilea hoy, puede significar para algunos, pasos importantes en este año que comenzamos -decidir una vocación, un noviazgo, un noviciado, una nueva etapa de la vida religiosa o espiritual, un matrimonio, decidir una profesión, una carrera o algún negocio importante-. Decidir cosas importantes, que requieren madurez…
El salir de Galilea, para nosotros, puede significar también salir de nuestras pequeñas seguridades, de nuestro ambiente seguro pero que no nos hace crecer. Pero si siempre queremos quedarnos en lo totalmente seguro -en Galilea, “total la Virgen María me hacía bien de comer, cocinaba, etc., y yo carpintero…” - y no afrontamos riesgos, no podemos avanzar. Esa es la primera enseñanza de Jesús: afrontar riesgos.
Y otra actitud general, pero fundamental es pasar haciendo el bien. Jesús pasó haciendo el bien. La persona que abre su corazón a los demás - con prudencia pero con generosidad-, la persona que va tratando de vencer sus egoísmos, es la persona más feliz. El que Pasa haciendo el bien.
Ese sería entonces el enfoque de este año que comenzamos en el Tiempo Ordinario – en los domingos Ordinarios- hasta que venga la Cuaresma. Y así, la Iglesia va salpicando nuestro año litúrgico, con tiempos comunes y tiempos fuera de lo común.
Dios que nos dé la fuerza, desde adentro, y la enseñanza nos ayude a todos, a los jóvenes y a los mayores, en este año 2012 a vivir esta doble actitud de salir de nuestras pequeñas seguridades, de nuestras Galileas, para algo importante: Pasar haciendo el Bien.
Dijo un poeta español (Río Duero), que el río siempre canta el mismo verso pero con agua distinta. El que conoce un río o el mar sabe que siempre es el mismo murmullo, pero el agua siempre es distinta. Dios quiera que podamos vivir el año 2012, quizá con el mismo verso de todos los días, los mismos esfuerzos, los mismos trabajos, las mismas luchas e ilusiones, pero que lo podamos vivir con un agua distinta, con un corazón muy renovado, y que esto nos lo conceda ÉL.
Soy consciente de la riqueza que encierra este evangelio que no se pueden tocar todas las teclas
ResponderEliminarMe seducen las actitudes de los dos principales personajes: Jesús y Juan Bautista
Jesús que baja de la pagana Galilea a la teocrática Judea buscando madurar su vocación junto al profeta Juan. Es posible que Jesús--pleroma de hombre--se someta a un proceso de maduración? Es lo que se deduce leyendo al Apostol que dice "se hizo en todo semejante a nosotros menos en el pecado". Nazaret habla el mismo lenguaje pues dice el evangelista que allí de la mano de María "iba creciendo en edad y cienca y sabiduría" y en el manejo de los instrumentos de carpinteria de la mano de José
Choca asimismo que Jesús, la santidad por antonomasia se mezclara entre la muchedumbre como un pecador mas. Por Isaías nos consta que "fué contado entre los pecadores" y en otro pasaje "que cargó sobre si todos los pecados de la humanidad"
De otra parte Juan es dechado de humildad a más de consumado asceta y profeta eminente: "no soy digno de desatarle la correa de la sandalia" un gesto muy semita-oriental que testimonia cierto grado de preemiencia sobre esa persona. Juan no asume superioridad alguna sobre Jesús ni sobre sus discípulos a los que deja manos libres para que sigan otros derroteros, algunos como Juan-Andrés el itinerario de Jesús
Solo Jesús "vio los cielos abiertos y la paloma y quien oye la voz del padre" alude a experiencias del todo interiores y tan profundas que solo se alcanzan cuando uno tiene unas relaciones my intensas y frecuentes con la divinidad o sea aquí con el Padre